Toshitsugu Takamatsu nació en Kobe el 10 de marzo de 1889
(Meiji 22). Sus ancestros eran miembros un clan de los bosques de Takeo,
situado en las zonas montañosas de la antigua provincia de Iga (actual
prefectura de Mie).
Comenzó su entrenamiento a los nueve años por iniciativa de
su padre, quien pensaba que Takamatsu era muy tímido, y en la escuela lo
llamaban “el niño llorón”. Su primer maestro fue su abuelo, Shinryuken
Masamitsu Toda, quien lo inició en Shinden Fudo Ryu. Generalmente Toda Sensei
tenía un ayudante que les enseñaba a los principiantes, pero Toda Sensei le
enseñó directamente a Takamatsu. En las lecciones, Takamatsu fue arrojado de un
lado para otro durante un año. Después de ese tiempo Toda Sensei comenzó a
enseñarle los waza.
A los 10 años tuvo la oportunidad de que en la escuela no lo
llamaran más “el niño llorón”. Esto sucedió en una clase de Sumo, cuando su
profesor le pidió que subiera al ring (Dohyo) a participar de una lucha.
Takamatsu derribó fácilmente a 8 ó 9 oponentes. Después de este episodio la
gente comenzó a tratarlo con respeto.
Luego de aprender Shinden Fudo Ryu, estudió Koto Ryu Koppo
Jutsu. Su increíble habilidad lo hizo dominar estos dos estilos cuando tan solo
tenía trece años de edad. Más tarde comenzó a estudiar Togakure Ryu Ninjutsu,
como así también Takagi Yoshin Ryu en el Dojo de Tadafusa Misuta Yoshitaro.
Su peso a los 12 años había aumentado a 124 lbs ( 55 Kg.)
debido a sus vigorosos entrenamientos. En el Dojo lo llamaban “Kotora” (pequeño
tigre); allí encontró buenos amigos aunque tuvo alguno enfrentamientos con
practicantes de otras escuelas, ya que en esos tiempos era costumbre probar las
técnicas de una escuela contra otra.
Un episodio al que se puede hacer referencia tuvo lugar
cuando dos Musashi Bugeisha fueron al Dojo de Toda Sensei. Así cuenta la
historia conocida como Kotora y Kanzaki.
Takamatsu sensei fue llamado Kotora (pequeño tigre) cuando
tenía aproximadamente quince años de edad, sistía a una escuela inglesa en
Kobe. En su camino de regreso a casa, pasó a visitar el hall de ejercicio de
Shinryuken Toda sensei. Toda sensei le dijo a Kotora, “Has llegado justo a
tiempo. Hitotsubashi y Kanzaki, ambos maestros de taijutsu de la escuela
Musashi, acaban de desafiarnos a una pelea.
Kotora ¿Irás contra ellos?”
“Si, lo haré”, dijo Kotora.
Kotora fue primero contra Hitotsubashi, abrumándolo con
fuerza espiritual. Parecía que estaba usando una forma de Shirabegata u
observación de los movimientos del oponente. Kotora apiló presión espiritual
contra él lenta pero constantemente. Hitotsubashi fue abrumado e intentó atacar
a una parte vital de la caja torácica de Kotora con su puño derecho. Kotora
desvió el golpe con su mano derecha y tomó una postura baja – la forma sensei –
para barrerlo.
Hitotsubashi saltó.
En el mismo momento que Hitotsubashi estaba listo para
agarrar a Kotora desde el aire en un contraataque con manos y pies, Kotora
profirió un kiai espiritual. Hitotsubashi cayó de cabeza, con tal impacto que
sonó como si el suelo se hubiese roto. Hitotsubashi se desmayó.
Observando la escena, Kanzaki se levantó. Como en el combate
anterior, Kotora y su oponente se clavaron la mirada el uno al otro, cara a
cara, aplicando presión espiritual. Kanzaki era un genio de 29 años de edad, a
quien se llamaba el kishin de la escuela Musashi. Incluso le estaba permitido
conferir la maestría total en el taijutsu de la escuela Kanzaki Musashi.
Ambos pensaron, “Él es mi igual.” Y por un rato compitieron
con sus ojos y su poder mental.
De repente, la mano de derecha de Kanzaki saltó, pero era
una amague. Kotora, que era joven y confiado, reaccionó, esperando un golpe de
la mano derecha de Kanzaki, girando su mano izquierda, pero estaba atrapado.
Kanzaki golpeó con fiereza a la articulación del codo izquierdo con el canto de
su mano.
Haciendo caso omiso del codo roto, Kotora instantáneamente
contraatacó con una técnica llamada gyaku ganseki otoshi (arrojando al enemigo
cabeza abajo al suelo). Kanzaki no pudo resistir y colapsó.
Kotora pensó, “Lo logré.” Pero en ese momento se sintió
mareado y cayó al suelo.
El taijutsu de la escuela Musashi le permite al oponente
sentir que ha ganado. El oponente piensa, “Lo logré,” y en ese momento baja su
guardia, entonces uno toma ventaja de su momento con la guardia baja y logra la
victoria final.
Sin embargo, Kanzaki no pudo evitar el aplastante gyaku
ganseki otoshi aplicado por Kotora, y fue noqueado.
Por el otro lado, Kotora estaba sufriendo también un ataque
a los oídos y al brazo izquierdo. La articulación del brazo se había dislocado
y él también se desmayó. Toda sensei volvió a ambos contendientes en sí.
Después de que se recuperaron compartieron el placer de haber tenido una buena
pelea. Kanzaki dijo, “He tenido siete u ocho de combates en mi camino de Tokyo
a Kyoto en el Tokaido y nunca había sido vencido. Estoy asombrado de mi derrota
ya que Toda sensei me dijo que tienes sólo quince años de edad.” Entonces,
Kotora y Kanzaki discutieron las características del taijutsu de la escuela
Musashi entusiásticamente.
Los jóvenes maestros que siguen las mismas artes marciales
pueden hablar infinitamente.
Esencia del Ninjutsu.
Como este episodio, hay muchos otros, tanto dentro como
fuera del Dojo, ya que Takamatsu era muy valiente y habilidoso. Un día comenzó
a incendiarse una parte del edificio, de la fábrica de fósforos que tenía su
padre, todos los empleados corrieron asustados, pero Takamatsu se coloco su
ropa de entrenamiento, ya que esta es difícil de quemar, se echó agua encima y
derribó los paneles de pared (fuzuma) con un palo corto (Tanbo). De esta manera
pudo evitar que el fuego se propagase.
Otra historia que transcurrió en la época en que Takamatsu
se encontraba trabajando en la fabrica de su padre es conocida como Tsujigiri.
Así cuenta la misma.
Hace mucho tiempo, había guerreros descarados que probaban
su habilidad cometiendo tsujigiri (probar la espada de uno en víctimas vivas e
inocentes). Esta es una historia de cuando Takamatsu sensei tenía 18 años de
edad. En la fábrica de su padre necesitaban aproximadamente unos 330 galones
(unos 1250 litros) de agua clara cada día. Cada mañana, usando una pértiga y
cuatro ganchos, Jutaro traía toda el agua a la fábrica. Esta era una hazaña que
ningún otro hombre podía realizar. El agua provenía de la boca de una tortuga
de piedra, que consistentemente daba agua clara. Esta tortuga se encontraba un
poco camino abajo de la montaña Maruyama, que estaba de siete a ocho cuadras de
distancia de la fábrica. Cada carga pesaba 529 libras (unos 240 kilos) y eran
necesarios un total de cinco viajes desde la tortuga. Jutaro decía que esto era
perfecto para acondicionar sus piernas y su cintura.
Un día un trabajador de la fábrica dijo, “Joven amo, pasé un
muy mal momento anoche. Estaba trabajando solo en el puente Shin bashi cuando
un hombre bloqueó mi camino. Si me movía a la derecha para sobrepasarlo, él se
movía para bloquearme y hacía lo mismo si me movía a la izquierda. Entonces, me
agarró por el cuello y me tiró al agua. Pensé que iba a ser asesinado. Joven
amo, realmente no quiero estar errando por esa área despúes de oscurecer.” Al
escuchar de casualidad esta conversación, otro trabajador agregó, “En serio? A
mí también. No es como los tsujigiris de los viejos tiempos?”
Al escuchar esto, Jutaro dijo, “Déjenmelo a mí.”
El puente Shin bashi estaba en el punto donde el río
desembocaba en la costa marítima Akashi. Los marineros atan aquí sus pequeños
botes en los bancos y se lanzan a la mar desde este punto. En las orillas hay
diecisiete o dieciocho prostíbulos. Esa noche Jutaro cruzó el puente Shin bashi
cuatro o cinco veces sin que nada sucediera. Al otro día hizo lo mismo con el
mismo resultado. Jutaro se dijo a sí mismo, “Tal vez este rufián sea alguien
que me conoce.”
A la noche siguiente se puso un disfraz y se dirigió al
puente. Como se esperaba, cuando estaba a mitad del camino sobre el puente, un
hombre usaba un sombrero para cubrirse los ojos vino caminando hacia él. Jutaro
se movió a la izquierda para sobrepasarlo pero el sujeto se ponía en su camino.
Lo mismo ocurría si se movía a la derecha. Entonces agarró a Jutaro por el
cuello e intentó proyectarlo usando su cadera. Jutaro sacó panza y dejó caer
sus brazos. El hombre persistentemente intentaba proyectarlo; luego intentó
pegar a Jutaro con su puño, luego intentó patearlo. Pero todos sus puños y
patadas pegaban solo al aire. Cuando el hombre quedó confundido, Jutaro lo
arrojó cabeza abajo, gritando un kiai. El sombrero del hombre salió volando y
éste cayo sobre su estómago, quedando despatarrado como una araña muerta.
Jutaro giró al hombre sobre sí para ver su cara y aplicar el arte de
resucitación. Era Miyata, uno de los estudiantes de Mizuta sensei, que tenía un
rango medio en jujutsu. Jutaro le reprendió con enojo, “¿Cómo puedes deshonrar
a tu escuela de esta manera? ¡Deberías estar avergonzado!”
Esencia del Ninjutsu.
En la fábrica de su padre estaba trabajando como hombre de
seguridad Ishitani Matsutaro Takekage, quien descendía de una familia que
colaboró en la zona de Iga con la familia Hattori. Se dice que utilizaba un
bokken como bastón.
Ishitani fue maestro de Hon Tai Takagi Yoshin Ryu (no
confundir con Takagi Yoshin Ryu) y Kukishinden Ryu; como es de suponer
Takamatsu (17 años) estudió con él hasta sus últimos días ya que
desgraciadamente, tras dos años de estar juntos, Ishitani falleció en su regazo
(murió aprox; en 1907 ).
Takamatsu no pasó su examen físico para ingresar en el
ejército debido al golpe en la oreja izquierda que había recibido de el Musashi
Bugeisha en su enfrentamiento en el dojo de Toda Sensei.
Entrenaba regularmente subiendo el monte Maya donde se
encontraba la cascada de la tortuga (Kame no taki). A los 20 años estuvo
viviendo en la montaña durante un año. En su estancia entrenó duramente su
cuerpo y obtuvo gran fuerza física y espiritual; rompía piedras con su dedo
meñique y también continuó entrenando los waza. Se dice que cuando alguien
subía a la montaña podía predecir si era hombre o mujer.
Aproximadamente a los 21 años se marcho a China.
La China de aquellos tiempos se encontraba en medio de
grandes trastornos, caía el Imperio y en 1912 se proclama la República, cuyo
primer presidente fue Sun Yat Sen.
Desde esta fecha China conoció la mediatización de los
Japoneses, las luchas entre los gobiernos del norte y el sur, con grandes
injerencias Soviéticas y también las guerras locales entre grupos de bandidos.
En Manchuria, los Japoneses crearon el estado llamado Manchukuo.
En 1931 comenzaron las dictaduras del Kuomintang. Había
empezado la guerra contra los Japoneses, dirigidas por Chian Kai Shek. Esta
guerra, enlazo con la segunda guerra Mundial, figurando China del lado de los
vencedores, fue reconocida como una de las cinco grandes potencias.
Allí se convirtió (a los 26 años) en el presidente de la
asociación Japonesa de jóvenes Artistas Marciales. También tuvo muchos alumnos;
era considerado un Maestro de muy alto nivel no solo por su técnica sino más
que nada por su fuerte espíritu y personalidad. Takamatsu tuvo contacto con el
Emperador de Shinkoku y parece ser que participó en actividades políticas.
Hay una historia muy significativa en la cual se deja
entrever la manera en que se lo conocía en el norte de China en aquellos
tiempos. Fue allí donde comenzaron a llamarlo Moko no Tora (El Tigre de
Mongolia).
Esta es una historia de cuando Jutaro tenía 26 años de edad.
En varias ocasiones en China participó en competencias de artes marciales y
nunca fue vencido. Así, fue recomendado para ser el presidente de la Asociación
Japonesa de Jóvenes Artistas Marciales.
Lord Ren, el tío del anterior Emperador de China, trataba a
Jutaro como si fuera su propio hijo. Siempre se jactaba de que su Jutaro era un
artista marcial de primera. Esto no era sorprendente ya que en ese tiempo tenía
ochocientos estudiantes chinos, japoneses, americanos y franceses. Cada noche,
le enseñaba a 70 – 80 estudiantes. Incluso en el sofocante calor de la mitad
del verano, él no mostraba ni una gota de sudor.
Escuchando estos hechos, un maestro de kung fu Saholin,
Choshiryu de la provincia de Santo, retó a Jutaró a una competencia. Choshiryu
levantaba 112 kilos unas 100 veces cada mañana.
Jutaro lo rechazó dos veces pero Choshiryu no aceptaba su
rechazo. Esa noche, Jutaro soñó con un demonio rojo gigante que blandía una
pesada barra de hierro para atrapar a una pequeña mariposa. La mariposa
esquivaba los golpes sin dificultad una y otra vez. El sudor corría por el
demonio rojo y al cabo de un tiempo cayó y gritó, “¡Suficiente!” A la mañana
siguiente, Jutaro concibió la técnica de la danza de la mariposa.
Lord Ren vino a ver a Jutaro y le dijo, “Jutaro, Choshiryu
vino otra vez. ¿Qué hacemos?”
Jutaro contestó, “Esta es la tercera vez que propone una
competencia. Esta vez aceptaré su propuesta.” Lord Ren dijo, “Gracias, este
será un gran evento!” Lord Ren les contó a todos los que se cruzó en la cuidad
y luego informó a Choshiryu de la aceptación de Jutaro. Choshiryu tenía 37 años
de edad, pesaba unos 112 kilos y medía aproximadamente 1,90 metros de altura.
Jutaro pesaba unos 75 kilos. La competencia se realizó en la plaza del
asentamiento inglés. Con Lord Ren como referí, la competencia comenzó con
Choshiryu pegando un grito y saltando 5 metros mas cerca y pateando con la
velocidad de un dragón gigante.
Jutaro saltó a la derecha 3 metros.
Choshiryu saltó hacia arriba, abajo, derecha e izquierda en
un parpadeo.
Cuando se venía otra vez con un mortífero golpe de mano,
Jutaro vio un punto desguardado. Intentó usar el golpe de la posición de gateo.
Choshiryu saltó hacia arriba 2 metros y devolvió fieras patadas y puños.
La acalorada batalla se prolongó por dos horas cuando notó
que Choshiryu estaba sin aliento y sudaba copiosamente. Sus movimientos se
aletargaron notablemente. El punto débil de un luchador grande – incapacidad de
soportar largas batallas – comenzó a aparecer. La visión de Choshiryu estaba
disminuida por el sudor que corría por su rostro. Jutaro no transpiró una gota.
Cuando Jutaro dijo, “Aquí voy,” con una calma sonrisa en sus labios, Lord Ren
terminó la pelea. El público gritaba para que continuarán peleando. Pero Lord
Ren podía ver que Choshiryu no tenía chances de ganar.
Jutaro y Choshiryu se sonrieron el uno al otro en
agradecimiento de haber tenido tan buena pelea.
Después de la pelea, Lord Ren, Choshiryu y Jutaro fueron a
un restaurante a celebrar la nueva amistad, del tipo que sólo puede venir del
respeto ganado de una competencia como la que tuvieron. Choshiryu alabó a
Jutaro, mientras que el joven hombre modestamente devolvía las gentilezas del
mayor. Choshiryu anunció que deseaba que Jutaro sea su hermano, por lo cual
sellaron su vínculo marcial con un trago de sake.
Hay pocos vínculos entre amigos que sean mas cercanos que
aquellos de hermanos en las artes marciales.
Esencia del Ninjutsu.
Después de estar aproximadamente 9 años en China Takamatsu
regresó a Japón en 1919. Muchas de las actividades en ese país son mantenidas
en secreto por Massaki Hatsumi, pero se pueden percibir años muy intensos y
peligrosos.
Otro de los relatos que han pasado a formar parte de la historia
de la Bujinkan Dojo ocurrió cuando Takamatsu enfermo de beri-beri. Este es un
fragmento de la historia conocida como Yamagomori y Shutzusan.
El nombre de Takamatsu sensei de niño era Jutaro. Jutaro, en
marzo del trigésimo tercero año de su vida, retornó a su hogar en Japón. En su
corazón anhelaba visitar la tumba de su novia Kogane, y también visitar a su
abuela. Ella vivía en el distrito Higashi Shirikecho de la ciudad de Hyogo.
Cuando ella vio su rostro, lloró de alegría. Él le contó la razón de su retorno
a Japón. Desafortunadamente, no volvió para compartir el éxito sino que volvió
al hogar para curar su enfermedad, beriberi. Dejó entrever que deseaba usar su
casa para recuperarse. Ella le abrió su casa a él le dijo que descanse sin
preocuparse por nada que no sea recuperarse.
Pasó un mes cuando llegó un mensajero de su padre en Akashi.
Dijo que si la abuela insistía en cuidar del joven Jutaro, el padre dejaría de
enviarle la cuota mensual. La abuela replicó, “¿Quien cuidará de mi querido
nieto en su enfermedad si yo no lo hago? Su padre me dice que no puedo cuidarlo
– que dejará de enviarme la mensualidad. Déjelo dejar de enviarme su dinero! Yo
cuidaré de mi nieto si tengo que trabajar a mi avanzada edad para hacerlo. Por
favor relate lo que dije a mi hijo.”
Mientras ella estaba echando al mensajero, Jutaro gateó
fuera de su lecho de convalecencia y dijo al mensajero, “¡Gracias al cielo que
has venido! Estaba planeando irme pronto. Estaré lo suficientemente bien en un
par de días.”
Su abuela sabía que él no solo estaba enfermo de beriberi
sino que también tenía dañados los pulmones, por lo que ella dijo con lágrimas
cayendo por sus mejillas, “Jutaro, no importa lo que tu padre diga, curaré tu
enfermedad sin importar lo que tenga que hacer. Quédate aquí y descansa.”
Jutaro no se permitiría a sí mismo causar algún
inconveniente por su culpa. Aún si ello lo matara, no podía ir contra el camino
del ninja. Recordaba el rostro sonriente de su maestro, Toda sensei, diciendo,
“Aún cuando te enfrentes a una muerte certera, muere riendo.”
Dos días después de que el mensajero se fuera, se decidió a
partir. Pensó que cuanto mas pronto se fuera, menos inconvenientes le causará a
su abuela. Esperó a que ella saliera de la casa y entonces partió sin nada más
que las ropas que casualmente tenía puestas. Decidió que su destino sería la
montaña Mayasan (Maya es la madre de Buda) fue hacia allí arrastrando sus
pesadas piernas afligidas con beriberi e hinchadas del tamaño de un elefante.
Era principios del verano. Jutaro miraba al cielo mientras
subía el sendero de la montaña. A veces sus ojos se llenaban de lágrimas al
hacer el gran esfuerzo de dar cada paso. “¡Kogane también murió! Yo moriré de
todas formas, así que prefiero morir en soledad.”
Se arrastró sobre sus manos y rodillas, pero finalmente
llegó a Kamenotaki (Cascadas de la Tortuga).
Jutaro sintió que recuperaba algo de fuerzas. La soledad
vuelve frío al corazón de una persona, así que decidió encontrar algunos
amigos. El viento y las aves lo llamaban. Los animales lo llamaban desde la
distancia.
Era inconveniente moverse sobre el rastro al anochecer ya
que no había luces, pero Jutaro no tuvo dificultades ya que había dominaba con
maestría la técnica ninpo de ver a través de la oscuridad.
Una noche, Jutaro se despertó abruptamente cuando alguien
gritó “¡Kaire!” (¡Vete a tu casa!). El ensordecedor grito le tocó las entrañas
e interrumpió la oscura calma de la noche. Jutaro era valiente y volvió a
dormirse. Más adelante descubrió que se trataba de un pájaro semi-despierto.
Varios días mas tarde, un anciano vio a Jutaro bañándose
bajo la cascada se le aproximó para hablarle. “Joven hombre, pareces estar
practicando ascetismo, pero para qué oras?”
Jutaro apenas podía hablar pero respondió, “Quiero curar mi
enfermedad.”
Los ojos del anciano emanaban una cálida luz. “Eso no
debería ser una tarea tan difícil. Tienes beriberi, y tienes la lombriz
solitaria en tu estómago. Yo puedo curarte. Liberémonos primero de la
lombrices.” Plegó sus manos en una de las posiciones de manos kiji in – en in
(sellos de la espada) – y con un grito, se lo clavó a Jutaro en la panza
murmurando para sí.
Trepó a una roca y se alejó pero parecía que sus pies no
habían tocado el suelo.
La lluvia paró y el sol empezó a brillar el tercer día
después de que se fuera el anciano. Jutaro sintió un enorme dolor en su
estómago y corrió detrás de la cabaña para aliviarse. Encontró dos lombrices
solitarias distintas. Después de un examen cuidadoso, vio que una lombriz tenía
una línea vertical a lo largo de su lomo mientras que la otra tenía una línea
horizontal.
“¡Que extraño, en verdad!”
“En verdad lo hizo. ¡Qué anciano más extraño!” Jutaro empezó
a sentirse atraído por el misterioso poder del anciano.
Alrededor de diez días más tarde, el anciano volvió a
aparecer. “¿Como estás, muchacho? Creo que te has librado de las lombrices.”
“Tienes mucho entrenamiento en las artes marciales. Tu
mirada y movimientos agudos dejaron una impresión en mis intuitivos ojos.”
“Hasta sabes que he practicado artes marciales,” replicó
Jutaro. “Aún soy un principiante. Toda sensei muchas veces me dijo que uno no
debería tener una postura o actitud que le permita a otros saber que uno
practica artes marciales.”
“Creo que está bien ya que eres tan joven.
“Cuando comparo la verdad interior de las artes marciales y
la religión, veo que son de naturaleza muy similar.”
Un día vio el reflejo del rostro del anciano en el agua y no
dudó en llamarlo “Sensei!”
“Eres un buen muchacho. He decidido enseñarte las
habilidades que poseo, empezando ahora.”
El anciano decidió enseñarle a Jutaro las habilidades para
predecir cuanto tiempo vivirá una persona, para ver en la oscuridad, y traer la
libertad a los animales. Le había tomado una vida entera al anciano adquirir
esas habilidades. También le pasó a Jutaro la manera de darse cuenta de los
cambios en la naturaleza y como predecir las tristes calamidades antes de que
ocurran.
Jutaro comenzó a ver la luz cuando se dio cuenta que el
ninjutsu y las habilidades de karate y jutaijutsu que dominaba con maestría
hasta aquí eran habilidades de vida – para sobrevivir. Una sonrisa se cruzó por
la cara de Jutaro. “He estado entrenando creyendo que las artes marciales
proveen una técnica para vencer al enemigo, mientras que el ninpo era el arte
del furtivismo, de la invisibilidad. Pero cuando pienso acerca de la dirección
correcta de obtener la iluminación o la naturaleza de tales artes, todo se
simplifica a estudiar las leyes de la naturaleza.” Jutaro decidió continuar su
encuentro con la Madre Naturaleza por otros tres meses. Pasó sus días
entrenando tanto su mente como su cuerpo. El motivo por el que eligió ese
lapso, es que nueve es el mas fuerte de los números y diez simboliza hacer una
promesa de cumplir algún deseo.
Cuando pasaron noventa días, Jutaro le dijo adiós al gran
sapo, la gran víbora, y al salto de la montaña, y a las rocas y árboles con que
se había amigado durante su estadía en la montaña, y entonces descendió.
Esencia del Ninjutsu.
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